martes, 12 de octubre de 2010

Quiero seguir con esta luz...

Era noche. Iba por la calle, hace unas horas ya terminó de llover, por ello el aire era muy puro y fresco. El cielo estaba muy claro y las estrellas brillaban como unos diamantes. Ella estaba mirando al cielo. Una lágrima solada cayó por su mejilla. “¿Qué ves allá? ¿Qué sientes? ¿Qué quieres?” – le dijo una voz desde nada, desde su mente “... “Veo la luz. Siento que quizá ve él también esa luz. La luz sin cual no puedo vivir. Quiero seguir con esta luz!”. Bajó la cabeza, iba pensativa. Llegó a casa, como siempre pasó el tiempo sola en su habitación con sus pensamientos. Tenía frío, se cubrió con la manta y así se durmió. Se despertó, le hizo despertar una luz muy fuerte hasta que le parecía que se podría hacerse ciega de tanta luz, era como una explosión. En un momento la luz se apagó, ella abrió los ojos y se encontró en un prado verde, lleno de flores silvestres que producían un aire dulce! Parecía un cuento. Era un prado muy espacioso, a lo lejos vio un árbol muy grande con gran corona. Alguna fuerza le atrajo hacia él, sus piernas ya iban sin querer hacia él, ya corrió. Tenía un vestido blanco que se movía tocando los pies descalzados que disfrutaban de bonita frescura y la suavidad de la hierba. Contenta se encontró bajo la sombra del verdor de árbol. Se echó al suelo y miró al cielo. Qué tranquilidad! Se le cortaba la respiración de emociones que tenía y la sonrisa apareció en su cara. De repente, escuchó una melodía, se levantó y miró de dónde salían esos sonidos mágicos. Fue adelante, se apresuró más y más, iba entre la alta y espesa hierba que le llevó a ella a un lago. Le vio a él. Estaba sentado en el andamio, su cabeza estaba alumbrada de la luz, él parecía un angel, SU angel. Su corazón se llenó de felicidad. Se acercó a él muy ligeramente y le susurró al oido: “Holaaaa! Te echaba tanto de menos! Dónde estabas?” él le abrazó y le dijo sonriendo: “Yo estaba aquí, esperándote”. “de verdad, de verdad?” “Tú lo sabes”. Se sentó junto a él, él la abrazó y ella sintió tanto cariňo, ya no dudaba, ya no sufría, estaba feliz.
El agua se movía ligeramente del ventecillo de noche. Ellos estaban juntos recibiendo el paisaje más hermoso del atardecer. Parecía que podrían ir por el hilo del horizonte y compartir ese momento tan lindo. Los felices pueden hacerlo todo, no hay límites, todo es posible. Sólo surge una pregunta: si es sólo un sueňo? Pero el sueňo más bonito del mundo! Gracias.

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